2 de junio de 2010

Les arruinan el día libre

Noticutre. Chilangotitlán / San Lázaro, Cámara de di-putados. La noticia corrió como reguero de pólvora. “¿Cómo se nos pudo pasar?”, “¿no mamen, qué nadie revisa el calendario?”, “¿podría alguien hacer su trabajo en esta Cámara?”, eran algunas de las preguntas que surgían entre la incredulidad, el asombro, la confusión y el murmullo que se volvió griterío entre los legisladores.

Y es que alguien escuchó por ahí en el radio, adormilado durante la sesión, que hoy es un día especial para todos los políticos mexicanos, un día para celebrar. “Ha de ser día de los partidos políticos”, dijo uno de los diputados. Otro, sintiéndose dueño de la situación, le contestó: “Te equivocas, hoy es el día de la democracia”. Uno más, desorientado, dijo: “O el día del combate a la corrupción...”. Y fue callado entre expresiones que le pidieron seriedad.

Como fuera, se armó la votación para tomar el día libre, además de que surgió la patriótica propuesta de reponerlo el próximo lunes para tener un fin de semana largo, de esos que dicen que incentivan el turismo y quesque reactivan la economía local. No hubo votos en contra de la iniciativa, ni abstenciones, salvo las de los 85 diputados que no fueron a trabajar o tienen plaza de aviador, pero que fueron avisados por celular sobre el percance, con cargo al erario público.

No obstante, cuando todos los animales politicos tomaban sus cositas, un grupo de prostitutas irrumpieron en el Palacio Legislativo de San Lázaro para increpar: “No sean güevones y trabajen; hoy, 2 de junio, es el Día de las Trabajadoras Sexuales, de nosotras: las prostitutas”.

Apenas terminaron la frase cuando un plurinominal les preguntó que si eran de su mismo partido. Entonces, la lideresa de las meretrices le recordó a la concurrencia que la conmemoración surgió en Francia y fue retomada por organizaciones de sexoservidoras de naciones como Uruguay, Argentina, Guatemala, México y Brasil, a fin de dar a conocer las difíciles condiciones de vida que llevan mujeres al ejercer su profesión, altamente riesgosa.

Se creó un silencio sepulcral en la sala. Y, aunque no faltó el reportero malhora que dijo en broma que de cualquier forma ese día lo podían tomar los políticos sin remordimiento alguno, como tampoco faltó el legislador que se lo tomó en serio y se fue a su casa sin mirar hacia atrás (no se fuera a convertir en estatua de sal), la mayoría de los diputados se encuentran en este momento trabajando, aunque de mala gana, gracias a la audacia de las chicas que practican el negocio más antiguo del mundo.

“Hasta que hay un poco de dignidad en este lugar”, decía la gente de intendencia.

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