En los últimos días nos han preguntado básicamente dos cosas. La primera, por qué no mandamos eggs el mismísimo día del huevo, es decir, el 13 de octubre. Como pasa con muchas otras fechas importantes en este país, en este H. blog no laboramos :B
La segunda pregunta es, ¿cuándo recomiendamos mandar eggs? La verdad es que se pueden mandar eggs casi en cualquier ocasión. Los eggs son universales (llámense ovarios o testículos), son una forma distinta de saludar a alguien, de manifestar sorpresa, de mostrar afecto, de enaltecer al buen gusto...
Pero para no sacar tanto choro, veamos algunos ejemplos tomados, precisamente, de algunas personas que tuvieron la amabilidad de hacernos llegar su forma de celebrar el 13 de octubre mandando eggs:
Aquí una foto del recuerdo que nos hicieron llegar y que muestra que los eggs se han mandado desde hace mucho tiempo, sólo que antes era algo así como que medio clandestino.
Por fortuna, ahora vivimos tiempos en que puedes mandar eggs hasta cuando rezas:
O cuando te hacen una pregunta en mala onda:
Para cerrar un pacto de amor (aunque luego tu marido no sepa ni de qué te morites):
Como afrodisíaco:
O para corregir un resbalón:
Hay quienes celebran así:
O quienes mandan eggs porque les parece que hay una presencia oportunista:
También sirve para reafirmar pendejadas:
Cuando te dan en la madre:
O cuando eres tan independiente que no necesitas a nadie más para darte en la madre:
Ahora bien, una de las inquietudes de nuestros lectores es por qué mencionamos tanto a Amandititita, y por qué le mandamos eggs si es que en verdad no nos late su rollo.
La respuesta es simple. Porque Ximena Sariñoña ni eso se merece.
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