Ante tal noticia, un grupo de nuestros hábiles y malpagados reporteros se desplazó al lugar de los hechos para comprobar la veracidad del testimonio, y encontró que algunos vecinos del lugar no sólo continuaban inconformes, sino que se dieron a la tarea de formar la autodenominada y vanguardista Nueva Organización de Sufragantes Chintololos para Garantizar lo Acordado en el Robo Nacional (Noschingaron), supuestamente con un nivel potencial de movilización “capaz de dejar pendejos a los ñoñazos del #YoSoy132” y una determinación de verdad perrona, sin miedo alguno “al IFE, a la Fepade o al ridículo”.
De hecho, Cosas Triviales tuvo acceso a unos volantes impresos con las consignas que esta ejemplar agrupación preparaba para comenzar a tomar las calles de la Capirucha y contagiar a la chilanguiza con su espíritu, entre ellas: “el voto vendido jamás será vencido”, “el pueblo acarreado jamás será engañado”, “mapache, hermano, no seas tan desgraciado”, “no que no, sí que sí, con Soriana paga el PRI”, “¿en dónde estás, en dónde estás?, pinche Fepade nos la vuelves a pelar”, y así otras tantas tan llenas de odio y de improperios que decidimos no reproducir en este espacio por pudor, por respeto a nuestros lectores y porque son chingaderas.
No obstante, debemos aclarar que la agrupación Noschingaron se encontró, a sólo unas horas de su formación, al borde del colapso. Resulta que uno de los dirigentes era, en realidad, un reventador enviado por el mismísimo partido tricolor, que volvió a verle la cara a sus integrantes. Presumiendo un supuesto arreglo con “los altos mandos del partido y gente cercana al licenciado Peña”, calmó los ánimos del personal repartiendo tarjetas para comprar la despensa en cierta cadena de supermercados, las cuales, ironías de la vida, carecían de fondos porque eran usadas y ya las habían cobrado en Chalco y Nezahualcóyotl. Tal golpe certero puso en cuestionamiento la honestidad de los dirigentes de Noschingaron, porque además, por si fuera poco, otro de ellos desapareció con todo lo recaudado mediante el boteo.
Cuando nuestros reporteros se alejaban de la zona de los incidentes, todavía se escuchaban a lo lejos las voces coléricas, molestas o desanimadas, pero todas gritando indignadas por la injusticia: “¡Fraude, fraude, fraude!” :B
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